Friday, June 22, 2007

Por fin en Tuxtla!

He llegado nuevamente a mi tierra, esta tierra de conejos de la que había estado ausente durante poco más de un año. Y he vuelto a sentir algo muy especial, que dura tan solo un segundo, o quizá un poco más, al sentir por primera vez la brisa cálida, de poco más de 30 grados con esa humedad que te abraza al salir del aeropuerto, ese momento en que el tiempo se detiene, y cada centímetro de mi piel es invadido por la atmósfera de esta hermosa ciudad, se llenan los pulmones con la primera respiración profunda y en mi rostro se dibuja una enorme sonrisa, y me siento en casa. Luego viene el camino, más largo ahora que antes, desde al aeropuerto hasta mi casa, custodiado por los flamboyanes que en esta época del año se doblan bajo el peso de tantas flores, y le dan al camino un color naranja que alegra aún mas el paisaje. Esta ciudad es parte de mi, vive en mi corazón, y sentiré lo mismo cada vez que vuelva a ella, me siento bienvenida, descubro cada cambio que le han hecho, descubro la hospitalidad de sus habitantes una vez más, los amigos que me reciben con los brazos abiertos y me hablan como si fuera ayer el último día que nos sentamos juntos, y mi familia, mi Ohana. Y sigo sonriendo, no puedo evitarlo.

So long, and thanks for all the fish

Nos robaron la banqueta!

Si, por increíble que parezca, nos robaron la banqueta. Y podrán preguntarse, como yo lo hice cuando me enteré, cómo es eso posible. Bueno, pues es muy simple. Como algunos sabrán, mi familia es de San Cristóbal, y esta es una bella ciudad colonial cuyas calles están hechas de adoquines y en algunos casos piedras o lajas. Nosotros tenemos una casa allá desde hace muchos, muchos años, de tal manera que mi bisabuelo, a principios del siglo pasado, había colocado en la banqueta unas lajas enormes, de más de un metro cuadrado y un ancho mayor del que se hacen actualmente, lo cual junto con su antigüedad les daba un valor económico mayor al de la mayoría de las lajas que puedan encontrarse en los sitios dedicados a la elaboración de este tipo de cosas. Pero principalmente, este material es difícil de encontrar, aunque uno tenga el dinero para pagarlas, además de que no cualquier albañil puede colocarlas correctamente y bueno, como es de suponer, en una ciudad como San Cristóbal estos materiales son bastante buscados. Bueno, en pocas palabras, la mañana de ayer cada una de las lajas que formaban la banqueta fuera de mi casa simplemente habían desaparecido, arrancadas cuidadosamente del piso, Cabe mencionar que se necesita más de una persona para levantar cada una, y un buen medio de transporte para llevárselas. Así que yo me pregunto, a dónde hemos llegado, para que alguien planee todo y se vaya con su camioneta a tomarse el tiempo, entre varias personas de arrancar la banqueta por completo y llevársela. Es para reírse.

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